Mi Historia

Cada vez que comenzaba una dieta cometía el mismo error; pensaba en llegar a un peso ideal y después comer como cualquier otra persona. Hoy comprendo que no se trata de llegar a una meta, se trata de permanecer en ella y aceptar que no soy como cualquier otra persona. Soy un ser único e inigualable.

El camino para una persona que ha sufrido sobre peso u obesidad no debe estar basado en dietas milagros o productos mágicos para bajar de peso. El camino hacia la salud debe de ser el impulso interno que nos motive a tomar desiciones saludables cada día. Día a día. Entender que no se trata de una meta sino de un camino de vida. Hoy a través de Las Recetas de Laura me siento feliz de poder llevar salud y bienestar a tantos hogares al rededor del mundo. Le doy gracias a Dios por darme las herramientas y el equipo para compartir esta cadena de salud.

UN POCO SOBRE MI HISTORIA…

Durante años me propuse lo mismo «bajar de peso» año tras año llegaba enero y era como si sólo tuviera que cambiar el año en la parte superior de mi lista de propósitos. Siempre eran los mismos y siempre eran los mismos resultados: hacer ejercicio, bajar de peso, ser más ordenada, no involucrarme en tanta cosa, tener mi ropa en orden, dedicar más tiempo a mi familia, DEDICARME MÁS TIEMPO A MI…

Y ese último propósito es el que encierra todo «DEDICARME MÁS TIEMPO A MI» no sé en que momento mi vida se volvió un caos, era maestra en la maestría de periodismo, tenía un negocio por Internet con mis hermanas, trabajaba en una dependencia de gobierno, daba conferencias, me invitaban a coordinar periodistas en destacados eventos internacionales, viajaba mucho, escribía una columna dominical para varios periódicos, terminaba un libro y todavía me quería meter a estudiar otra maestría. En todo estaba menos en mi. Era feliz con mis metas, con mi status, con el renombre que había adquirido a través de mi trabajo pero muy en el fondo de mi corazón sabía que mi mamá tenía razón cada vez que me decía «Laura, ya duerme, nunca duermes, tienes que dedicarte tiempo a ti». El estrés, la mala alimentación, la falta de ejercicio, un metabolismo lento, la genética, lo antojada, mi adicción al azúcar y mi costumbre de preocuparme por todo terminó por regalarme 47 kilogramos arriba de mi peso ideal. Soy alta, siempre han dicho que soy guapa, gorda o flaca. Me gustaba pensar en mi como una «gordibuena» aunque desde niña siempre tuve el deseo de ser una niña delgadita, menudita y chaparrita. De esas niñas inteligentes y organizadas que eligen para portar la bandera en la escolta de la escuela primaria…

Nunca lo fui, mi cerebro siempre es complicado, siempre piensa en muchas cosas a la vez, se distrae fácil y le cuesta concentrarse en una sola cosa, yo no entiendo por que el azúcar me hace tan feliz. Lo que tampoco entiendo es por que mi metabolismo insiste en conservar todo. En mi familia corre una gran tendencia al sobre peso, lo veo con mis primos de mi edad. Lo veo en una de mis primas que se cuida como nadie, corre más de 7 kilómetros diarios, toma clases de aerobics y en una descuidada sube kilos enteros en una semana. Al igual con otro de mis primos que a la par hacemos dieta, nos acompañamos a correr y tiene la misma historia… un gusto tremendo por la comida al igual que una tendencia a acumular kilos de manera demasiado eficaz.

El conservarme delgada es un trabajo de tiempo completo al que gracias a Dios hoy le puedo dedicar tiempo. El estar saludable me implica ir al súper, por supuesto después de desayunar sino se me antoja todo, me implica planear mis alimentos de la semana, me implica cocinar y lavar muchos trastes, me implica cargar con mi comida algunas de las veces que salgo, me implica buscar apoyo emocional, me implica hacer más de 5 horas semanales de ejercicio, me implica abstenerme de cosas que me gusta comer.

Las personas que tienen un metabolismo normal, que el estrés y la vida no los hacen engordar o los induce a comer más no entienden a las personas que tenemos sobrepeso. Lo juzgan de manera cruda «¿Por qué no deja de comer? ¿Qué no ve como esta? ¿No ve que esta dañando su salud?» varias veces recibí esos comentarios de personas cercanas a mi, de doctores o nutriólogos que se preocupaban de que mi sobre peso tarde o temprano tuviera consecuencias en mi salud. Para una persona como yo no es una tarea fácil, no es sólo dejar de comer… es mucho más complicado que eso, y peor aún el bajar y poderse mantener es una lucha constante contra si mismo, contra emociones, contra metabolismo contra el mundo. Hace poco una amiga que se caso y se fue a vivir fuera me contó que había subido 10 kilos en su primer año de matrimonio, era una letra minúscula, pesaba 42 kilos al casarse así que con lo que subió era talla 4, así que no era asunto de preocupar. lo que me llamó la atención fue lo que me dijo «nunca había entendido por que la gente gorda no baja de peso si se la pasa a dieta, es horrible, en la mañana digo que voy a hacer dieta y para la comida ya me metí algo que no debía y terminé cenando algo que se me antojo. Nunca me cuide, nunca supe que era eso y ahora entiendo por que la gente no baja de peso ¡es horrible!»…
Desde que tengo uso de memoria así ha sido mi vida, siempre a dieta y siempre gorda. Hoy Dios me ha regalado a través de mucho esfuerzo y de personas que me han acompañado en el camino con la mejor de las intenciones, (a mi me gusta pensar en ellas como «mis ángeles») lograr mantenerme en un peso saludable. Me cuesta mucho mantener esto, espero en Dios poder mantener este regalo por más tiempo aún cuando a veces siento que voy contra marea con la comida y el gimnasio cuando tengo que salir temprano de casa a menos de 2 grados centígrados. Pero por hoy Dios me regaló la fuerza, los alimentos y el tiempo de comer saludable y de poder compartir con otras personas esa alimentación saludable a través de El Reto y Las Recetas de Laura.

El Reto me obliga a planear mi alimentación con anticipación, a seguir mi régimen alimenticio, a recordarme lo que me ha servido para llegar a mi meta y mantenerme, a comprometerme conmigo misma y con los demás a comer saludable, a mantenerme delgada a tomar mucha agua, a hacer mucho ejercicio y a encomendarme a Dios para que me ayude a dedicarme el tiempo que necesito.

Hoy quiero agradecer que te tomaras el tiempo de leer esto, de todo corazón deseo que todos sus propósitos se conviertan en una realidad y que Dios nos regale a ti y a mi mucho tiempo para nosotros mismos…